01 febrero 2008

LA ESCUELA


Hacia frió, pero al entrar en la escuela se notaba un calorcillo que se agradecía, y eso que todavía no estaba encendida la estufa de serrín.


Encender aquella estufa era difícil y al principio siempre la encendía el Sr. maestro que era el que sabía hacerlo.


El caso es que cuando la estufa empezaba a dar calor era la hora de salir al recreo. Vamos chavales, a la calle, que corriendo y jugando no se tiene frió, decía el Sr. maestro, y llevaba razón, jugando al escondite, a la piola o a cualquier otro juego no se tenía frió.


La cuestión es que en aquella escuela que nos parecía tan grande, se estaba mas caliente que en las casas, pues solo se disponía de un hogar con lumbre en la cocina y entraba el frió por todas partes.

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